28 noviembre 2012

Setas al ajillo

¡¡¡Por fin es época de setas!!!. A mi me encantas, por eso he puesto tantas exclamaciones. A la plancha, en salsa de curry, en risotto...a todas las variantes (y variedades) me apunto sin dudarlo. Sin embargo esta vez nos centraremos en la más común: Setas al ajillo.
Las que hoy os presento las he hecho en la cocina de mi casa, pero tengo que deciros que el pasado sabado pude hacerlas de la manera más rústica (y alucinante) que os podéis imaginar. En la casa que nuestros amigos Ale y Mila tienen en la sierra tuve la oportunidad de elaborar un guiso de setas recien cogidas del campo en la mismísima chimenea. Ajo y aceite de oliva de la tierra y un chorreón de cerveza (era lo único que teniamos a mano) fueron suficientes para dar un resultado exquisito.
Lo que siempre hemos escuchado de nuestras madres es una verdad rotunda: los productos buenos se notan. ¡Qué setas!.
Mi intención no es poneros los dientes largos, pero se os van a poner seguro cuando os diga que la comilona la completaron chistorras y chorizos ibéricos a la brasa y un buen vino tinto montañes.
Todo adornado con paisaje de campo nublado, lluvia y una guitarra que no paró de sonar, hiceron del sabado un dia para recordar y repetir.
Pero mientras, podemos consolarnos haciendo setitas al ajillo en nuestra cocina...y que salga el Sol por donde quiera.
Comenzamos.

   Ingredientes:
2 kg. de setas (pueden ser de diferentes tipos).
5 dientes de ajo.
Jamón picadito.
2 guindillas.
1 vasito de vino blanco.
Sal y aceite de oliva.

   Preparación:
Antes de encender los fogones es muy importante que limpiemos las setas. En nuestro día de campo los expertos no quisieron lavarlas con agua, por lo que cortaron la parte inferior del tallo (la que esta tocando tierra al recogerlas) y quitaron la fina capa de la parte superior de la cabeza. Vosotros, si preferís, podéis enjuagarlas un poco, pero intentad que sea lo mínimo posible.
A continuación, en un buen perol (una sartén grande o una olla baja) ponemos un buen chorro de aceite de oliva y ponemos a sofreir los ajo cortaditos en láminas y las gundillas. Es importante que no los perdamos de vista para que no se nos quemen.
Es hora de añadir nuestras setas, que previamente habremos cortado en trozos grandecitos (las setas pierden la mayor parte del agua que contienen con el calor, así que durante la cocción disminuirán su tamaño. Por ello es importante que cortemos trozos generosos). Les añadimos sal y las refreimos durante unos 5 minutos a fuego medio. A continuación ponemos el jamón picado o en taquitos.
Pasado este tiempo, agregamos el vino al perol y dejamos cocer unos 8 minutos a fuego más fuerte. Esperamos que el alcochol del vino desaparezca con la ebullición y que la cantidad de líquido se reduzca un poco y habremos terminado.
¡A comeeer!

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