Por primera vez después de mucho tiempo, este año no me ha tocado trabajar el día del Pilar. Así que, ¿qué mejor plan que escaparme a comer a la sierra con mi pandilla favorita?. Elegimos Castaño del Robledo, un pueblecito precioso de la sierra de Huelva y en el que hay una chacina exquisita.
Cuando llegamos al restaurante nos encontramos sobre la mesa un folleto que daba a conocer la localidad, sus costumbres y su patrimonio cultural. Pero cuál fue mi cuando descubrí en su interior la receta que hoy os presento.
El nombre del pueblo ya lo dice todo y ya a partir de este mes no es nada raro ver a senderistas buscando castañas en los árboles o por el suelo. Junto a las setas, a las migas y a la chacina, las castañas son el producto estrella del lugar.
Si queréis saber más sobre el pueblo que sepáis que existe una página web completísima con muchos datos de interés (http://www.castanodelrobledo.com/), además de una con todas las recetas de la región ideadas por las mujeres de la localidad (http://www.recetascatanodelrobledo.blogspot.com/).
Aquí os dejo la receta, pero no dejéis de acercaros a probarla a Castaño del Robledo si tenéis la oportunidad.
Ingredientes:
300 gr. de castañas pilongas
1 l. de leche
1/2 l. de agua
1 cucharadita de anís
1 rama de canela
300 gr. de azúcar
La corteza de un limón
Preparación:
La receta es sumamente sencilla. Para empezar pondremos en remojo las castañas la noche anterior a la preparación.
El día siguiente escurrimos las castañas y las ponemos en una olla junto al resto de ingredientes.
Cocemos a fuego suave hasta que las castañas estén tiernas. Retiramos la rama de canela y servimos en cuencos induviduales.
Este postre se come frío, como el arroz con leche.
¡Mmmm...!
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