Son indinitas las recetas de tarta de queso y esta que os presento hoy es sólo una de las muchas que quiero ir mostrándoos en este blog.
El pastel de queso es uno de los postres más comunes del mundo y, quizás, uno de los más antiguos que utilizan algún producto lácteos diferentes a la leche. El primer registro que hace mención al pastel de queso viene desde los antiguos Juegos Olímpicos griegos. Marcus Porcius Cato (o Cato "el viejo") escribió la receta para su preparación en uno de sus tantos libros de cocina Romana, llamados De Agricultura.
Como ya os dije el día que os hablé de la New York Cheesecake, Estados Unidos es el lugar por escelencia para comer una tarta de queso. Suelen usar el queso crema (que será el que usemos nosotros hoy). Sin embargo, otros países como Alemanía o Italia suele decantarse por incluir el requeson en esta receta.
Iremos practicando con ambos ingredientes.
Ingredientes:1 paquete de galletas "tipo María".
100 gr. de mantequilla.
200 ml. de nata líquida.
1 tarrina de queso crema ("tipo Philadelphia").
100 gr. de azúcar.
3 huevos.
Preparación:
Para comenzar, elaboramos la base. Simplemente tenemos que triturar las galletas (debemos intentar que esté los más finas posibles, que sean casi polvo) y mezclarlas con la mantequilla, de manera que formemos una pasta que nos servirá para forrar la base de nuestro molde (debe ser un molde de unos 24 cm. de diametro).
Para el relleno, en primer lugar montamos las claras a punto de nieve. Y por otro lado batimos el resto de ingredientes (incluidas las yemas de los huevos).
A continuación mezclamos las claras con el resto (debemos hacerlo con movimientos envolventes, para que las claras se bajen lo menos posible).
Nuestra mezcla la vertemos sobre la base que teníamos preparada en el molde y lo horneamos durante una hora (a media altura) a 150º C.
Corre de vuestra cuenta acompañar la tarta con alguna mermelada, chocolate o crema...pero siempre una vez que se enfríe.
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