Justo ayer comimos pollo a la cerveza. En esta ocasión fue con pollo troceado en vez de con pechugas, como os lo presento yo, pero vamos, que de las dos maneras está de "toma pan y moja"...y nunca mejor dicho.
Podéis hacerlo con cualquier tipo de cerveza, siempre que sea rubia, ya que la idea es que la salsa sea clara. Y no os preocupéis por los más pequeños, que pueden tomar este plato sin problemas. Con el flambeado y el calor de la sartén todo el alcohol de los licores que lleva la receta desaparecen.
En cuanto a la guarnición...eso queda en vuestra manos. Nosotros ayer lo comimos con patatas fritas (riquísimo de la muerte), pero le caben multitud de opciones: menestra de verduras, patatas al horno, arroz...bueno, sólo tenéis que darle un poco al coco.
Comenzamos.
Ingredientes:
6 pechugas de pollo.
1 lata de cerveza.
1/2 vasito de brandy.
3 cucharadas de tomate natural triturado.
3 cebollas medianas.
2 dientes de ajo.
Aceite de oliva y sal.
Preparación:
Comenzamos por picar las cebollas y los dientes de ajo y ponerlos a pochar a fuego lento en una satén con un poco de aceite de oliva.
Cuando estén transparentes, añadimos las pechugas (si son muy gordas dividirlas en dos horizontalmente, como si hiciérais dos filetes gorditos de cada una) y las rehogamos hasta que se doren.
A continuación, añadimos el brandy y flambeamos un poco con mucho cuidado de no quemarnos.
Añadimos la cerveza y la sala de tomate, y salpimentamos todo.
Ahora sólo queda esperar que se reduzca un poco el líquido al fuego y retirarlo a tiempo.
¡Muy apetitosas!
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