Ya las ponía en mente de su protagonista Marcel Proust en su novela En busca del tiempo perdido. Y no es para menos. Un magdalena bien hecha, jugosa y mojada en un buen café, cacao o té, puede hacer recobrar la memoria a cualquiera.
Tenemos deliciosas magdalenas en este mundo gracias a la región francesa de Lorena. Pero las leyendas cuentan que ha España llegan a través de los peregrinajes a Santiago de Compostela. Un joven llamada Magdalena les servía a los caminantes unos pastelitos en forma de concha (precisamente el símbolo del Camino) que hizo que se extendieran, como tradicionales, por todo el país.
A mi personamente me encanta experimentar con ellas. Hacerlas dulces y, como en este caso, saladas. Con trocitos de chocolate blanco y negro; rellenas de Nutella (como las yin-yan que podéis encontrar en este blog); con nueces picadas; con pasas y limón; con queso de cabra y espinacas; con bacon y queso; con salmón ahumado y un toque de mostaza...Es que la lista puede ser tan larga como nuestra imaginación quiera.
Las dulces les encanta a todos (los niños flipan) para merendar o desayunar. Y las saladas quedan genial como aperitivo en cualquier fiesta que se precie.
Hoy las haremos, como su nombre indica, muy italianas, con auténtico sabor a pizza.
Comenzamos.
Ingredientes:
300 gr. de harina.
2 cucharaditas de sal.
100 gr. de queso (el que más os guste).
100 gr. de pavo.
2 salchichas
2 cucharaditas de levadura en polvo.
200 ml. de leche.
100 gr. de mantequilla.
1 huevo.
1 pizca de oregano.
2 cucharadas de tomate frito.
Preparación:
Empezamos precalentando el horno a 200º C y pintando los moldes individuales con un poco de aceite de oliva. Con esas medidas saldrán unas 12 magdalenas.
A continuación, ponemos el queso (tenéis que rallarlo si no lo está), y picamos el pavo y las salchichas.
Por otro lado, en un bol, mezclamos la harina, la sal, la levadura y el orégano. Y agregamos, una vez picados, el queso, el pavo y las salchcihas.
En otro cuenco, mezclamos la mantequilla derretida (en el microondas), la leche y el huevo (ligeramente batido). Lo unimos a los ingredientes del bol anterior, agregamos el tomate frito y movemos bien hasta conseguir que toda la masa esté bien repartida.
Es hora de rellenar los moldes de magdalenas y hornear. Estarán en el horno alrededor de 25 minutos o hasta que estén doraditas. Lo ideal es que cuando las saquemos del horno, las desmoldemos (sin quemarnos) con algún utensilio de madera y las pongamos en una rejilla hasta que se templen.
¡Deliciosas!
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