20 abril 2012

HUEVOS - Huevos Benedict

La primera vez que escuché el nombre de esta receta fué en la película Novia a la Fuga, cuando Richard Gere le hecha en cara a Julia Robert que siempre tomaba los huevos como cada uno de sus pretendientes. Vamos que la tildaba de veleta directamente, y la animaba a que, de una vez, decidiera cómo le gustaba tomar los huevos en el desayuno.
Se dice que, aún que el origen de su bautismo no es claro, los huevos benedict son así llamados gracias al maître del Waldorf Hotel (Nueva York), Oscar Tschirky. Cuentan que Lemuel Benedict, un corredor de Wall Street retirado, en 1984, estando alojado en su hotel, en un intento desesperado de acabar con su resaca, le pidió al maître "buttered toast, poached eggs, crisp bacon and a hooker of hollandaise" (tostada con panceta, huevos escalfados y salsa holandesa). Tschirky quesó tan sorprendido por la mezcla de ingredientes que decidió incluir en la carta del hotel esta receta y llamarla como su fortuito inventor.
El plato original es ese, pero con el tiempo le han cabido variaciones. El salmón, el pastrami o los fiambres de ave son algunas de las alternativas al bacon. Y si lo queréis convertir en algo más español...poned jamón serrano.
La verdad es que la receta suena de maravilla, y uno de los desayunos predilectos de los países anglosajones. Aunque aquí en España no se acostumbra a desayunar gran cantidad de alimentos, unos huevo benedict acompañados de una buena ensalada en el almuerzo no estarían nada mal.
Comenzamos.

   Ingredientes:
8 huevos.
4 rebanadas de pan de molde rústico (de ese que es más gordito).
200 gr. de bacon.
Mantequilla.
Salsa holandesa.
Aqua.
Vinagre.

   Preparación:
En primer lugar preparamos los huevos. Para ellos ponemos 2 litros de agua en una olla con un cuarto de litro de vinagre. Cuando esté el agua a punto de hervir, vamos hechando los huevos en tantas de máximo tres. Como los tenemos que escalfar, previamente los habremos cascado en un recipiente aparte.
La clara se hará antes, cosa que nos viene fenomenal, porque debemos conseguir que la yema esté líquida y la clara bien hecha. En esa momento, los sacamos con una espumadera y los introducimos en un bol con agua y con hielo. Así mataremos dos pajaros de un tiro, le daremos turgencia a los huevos y le quitaremos el regusto a vinagre surgido de la cocción.
Es el momento de dedicarnos al pan. Para ello, ponemos un poco de mantequilla en una sartén y doramos los panes por una de las caras. Un vez listos, los diponemos en una bandeja a la espera de montar el plato.
En otra sartén haremos el bacon. Buscaremos que queden las lonchas crujientes.
Sólo queda preparar el bocado. Ponemos la tostada como base, el bacon, los huevo (que habremos escurrido bien e incluso secado con un trapo) y lo cubrimos todo con salsa holandesa al gusto.
¡Nos llenará de energías!

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