13 abril 2012

CARNES - Solomillo Wellington

El término Wellington se usa habitualmente en los círculos culinarios para describir la carne envuelta en hojaldre y horneada. Salchichas, solomillo o cordero son las recetas más habituales (e incluso el salmón, que mi tia Mari José me lo hace cada Nochebuena y está exquisito), pero sin duda la original es con carne de vacuno.
Existen varias historias del porqué del sobrenombre Wellington. Unas dicen que fue en honor a Arthur Wellesley, primer Duque de Wellington, por su afición a un plato hecho con carne de ternera, setas, trufas y paté todo envuelto en una masa regada con vino de Madeira.
Otras apuntan a un patriotico cocinero que quiso dar un nombre inglés a la variante local filet de boeuf en croûte francés durante las Guerras Napoleónicas.
Nosotros hoy usaremos solomillo de cerdo. Como ya lo hizo el Duque, nosotros no venceremos a Napoleón en Waterloo, pero os aseguro que en temas de paladar saldremos ganando.
Comenzamos.

   Ingredientes:
1 pieza completa de solomillo de cerdo (vosotros elegís el tamaño).
1 lámina de holadre.
1 tarrina o lata de paté.
Lonchas de bacon (el número depende del tamaño del solomillo).
1 huevo.
Aceite de oliva.
Sal y pimienta.

   Preparación:
Empezamos limpiando el solomillo. Lo salpimentamos y los doramos mínimamente en una sartén con un poco de aceite de oliva.
Antes de empezar a montar el plato, debemos esperar a que la carne se enfríe. A partir de ese momento, lo untamos con el paté y luego lo envolvemos con el bacon como si fuera un regalo (si no tenéis bacon podéis usar jamón york o incluso serrano, teneiendo cuidado con que no quede excesivamente salado).
Es la hora de cubrir la carne con el hojaldre (recordad lo que os digo siempre: si el hojaldre es congelado, acordáos de sacarlo un par de horitas antes para que podáis manipularlo sin problemas). También en este caso usaremos la técnica del regalo. Envolveremos el solomillo dejando las juntas por debajo para que no se habra la masa.
Pintamos la receta con huevo batido y lo horneamos (con el horno ya precalentado) a 180º C durante unos 25 minutos. Es importante que vigiléis la cocción, ya que el dorado del hojaldre marca el punto en el que está listo nuestro plato (básicamente porque si lo dejamos más el hojaldre se quema y sabe a rayos).
La guarnición corre de vuestra cuenta: patatas panaderas, compota de manzana, cebolla caramelizada, coles de bruselas a la plancha...
¡Buen provecho!

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