Últimamente no me queda otra que comparar la repostería, que tan de moda está en estos tiempos que corren, con el golf o los deportes náuticos. Solo al alcance de unos pocos. Parece que ahora nadie puede hacer una magdalena si no dispone de una batidora eléctrica con varillas para montar la buttercream o una bandeja para cupcakes o un gran surtido de pastas fondant de colores ¡Qué nooo! que mi abuela ya hacía magdalenas exquisitas y no disponía de nada de eso.
La receta que hoy os presento es asequible a cualquier bolsillo y sus ingredientes son muy fáciles de encontrar. Solo necesitaréis tiempo (tampoco en exceso) y ganas. Y una cosa os digo, vais a ser los reyes de la fiesta.
Además, esta tarta tiene una particularidad: podéis elegir el tipo de bizcocho que más os guste como base. Y he escogido el BROWNIE en este ocasión, ya que, al no llevar levadura, me aseguraba que la masa no subiría ni se deformaría durante la cocción.
Lo más raro que vais a encontrar en los ingredientes son los MELTS, o lo que es lo mismo, una cobertura "tipo chocolate" de colores. La mayor ventaja que presentan, además del colorido y el sabor, es su facilidad para cambiar de estado. Con un poco de calor los derretiréis , podréis cubrir vuestro pastel y al meterlo en la nevera, recobrará, casi al instante, su estado solido, dejando una cobertura perfecta y muy vistosa. No os agobiéis porque los podréis encontrar en la calle dedicada a la repostería de cualquier supermercado. Yo, en esta ocasión, he usado una bolsita que adquirí en un ALDI. Elegí el color naranja que también tenía sabor. en la bolsa encontraréis las propiedades y el modo de empleo. No vais a tener problemas, su manejo es muy sencillo.
Comenzamos.
Ingredientes:
PARA EL BROWNIE:
200 gr. de chocolate para postres.
200 gr. de azúcar.
3 huevos.
1 pizca de sal.
200 gr. de harina.
1 cucharada sopera de mantequilla.
1 puñado de nueces.
PARA LA COBERTURA:
1 bolsa de Melts (Candy Melts, Tasty Mels...)
50 gr. de chocolate para postres.
Preparación:
En primer lugar vamos a derretir en un cazo la mantequilla junto al chocolate. No le quitéis el ojo para que no se os queme. Buscamos conseguir una mezcla homogénea. Mientras podéis ir precalentando el horno.
A continuación, batimos a mano los huevos junto con el azúcar y la sal e incorporamos en chocolate ya derretido. Movemos bien para que todo quede ligado y añadimos la harina. Volvemos a mover. Por último, agregamos las nueces y mezclamos todo.
Para terminar, ponemos la masa en un molde redondo engrasado y horneamos nuestro brownie durante unos 30 min. a 180ºC.
Antes de preparar la cobertura tendremos que esperar que el bizcocho se enfríe. Así que, una vez listo, nos ponemos manos a la obra con nuestra creación. Para ello, ponemos un tercio de la bolsa de melts en un cazo al fuego. Vamos moviendo e iréis viendo como se derriten y se vuelven totalmente líquidos. Con una cuchara o un a legua de gato vamos cubriendo nuestro brownie sin desmoldarlo e intentando dejar una capa lo más lisa posible. Metemos el bizcocho en la nevera y esperamos a que la cobertura se solidifique. Yo repetí la operación de nuevo con otro tercio de la bolsa de melts, ya que, al ser un bizcocho muy oscuro, el marrón del chocolate se veía. Esperé a que la primera capa se endureciera y preparé la segunda de la misma manera. Y de nuevo a la nevera.
Cuando la cobertura esté lista tendremos que comenzar con la parte complicada de la receta: hacer la cara de calabaza terrorífica. Si sois buenos dibujantes podréis hacer los detalles a mano alzada con chocolate derretido. Pero si sois como yo lo mejor es reparar un molde. De internet saqué el dibujo en un folio (buscando plantillas para tallar calabazas para Halloween), recorté el interior, coloqué la plantilla bien centrada sobre el pastel y con mucho cuidado fue poniendo chocolate fundido en los huecos.
Para finalizar nuestra tarta, la metemos en la nevera, esperamos que el chocolate se ponga duro y retiramos con muchísimo cuidado la platilla.
¡Tan rica que da miedo!
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